martes, 1 de agosto de 2017
Detalles pequeños
Alfonso, que hoy celebra su santo, nos recuerda que la felicidad y el acierto en el vivir dependen en gran medida en cómo vivimos muchos detalles pequeños.
Por ejemplo, si sabemos reconocer a una persona que ha hecho bien su trabajo y le tratamos como merece, eso nos hace mejores a nosotros y a ella.
Y si hacemos el propósito de agradecer cualquier favor que recibamos o cualquier servicio que nos hagan, por pequeño que sea, hacemos el mundo más habitable.
Podemos poner más empeño en hacer la vida agradable a quienes nos rodean y proponernos llamar de vez en cuando, sin necesidad de grandes motivos, a esos amigos y familiares que quizá tratamos menos; o ayudar económicamente, en la medida de nuestras posibilidades, a esas personas o proyectos que necesitan un apoyo nuestro. No es cuestión de tener mucho tiempo ni mucho dinero, sino de cómo administramos el que tenemos.
Hemos de poner creatividad e ingenio para estar en los detalles. La vida tiene, en cierta forma, una dinámica acumulativa: los cambios conducen a otros cambios, la mejora estimula a otras mejoras. Al avanzar, podemos caminar paso a paso, pero debemos ser constantes.
Un pequeño detalle, visto retrospectivamente tiempo después, ha dado lugar a progresos importantes. Un pequeño cambio de dirección en el largo viaje de la vida, marca una diferencia cada vez mayor con el paso del tiempo: un resultado final muy diferente, aunque la diferencia inicial fuera casi imperceptible.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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