martes, 23 de junio de 2015
Primeros auxilios
Desde Temuco (Chile) mi amigo Álvaro Almendra cuenta una bella anécdota:
- Un sacerdote se dirigía al metro en hora punta.
La estación estaba llena, pero a pesar de eso entre todo el tumulto de gente pudo ver a una mujer desmayada en el suelo, situación que siempre ofrece un espectáculo para los más "copuchentos". Y así fue.
Todo el mundo se posó alrededor de la mujer, mirándola. Sin embargo apenas llegó el tren todos subieron y dejaron atrás a la pobre mujer. Sólo quedó el sacerdote y una niña junto al inmóvil cuerpo.
- Hola -dijo amable e intrigado el cura- ¿es tu mamá, tu tía?...
- No -respondió la pequeña.
- Entonces ¿qué haces aquí? -preguntó ahora más intrigado que antes.
- Es que yo hice un curso de primeros auxilios -respondió con convicción la muchachita.
- Ah! Muy bien... ¿Puedes, con los conocimientos que tienes, ir a buscar al guardia, por favor?
La niña partió rauda, y algunos minutos después se llevaron a la mujer para ser asistida.
Yo creo que Dios debe reírse un poco de nosotros... Decimos que queremos cambiar el mundo, hacemos planes de esto o de aquello... Somos como esa niña diciendo "yo hice un curso de primeros auxilios".
Pero está bien, eso necesitamos: estar dispuestos para servir al Señor. Simplemente estar ahí para decirle que SÍ
Porque hace dos mil años la historia fue esa. El destino de la humanidad dependió de una muchacha que le dijo sí a Dios. María dijo que sí.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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