Me contaron una vez la anécdota de la esposa sencilla del canciller Bismarck, que temía dejar de ser querida al ver ir ascendiendo a su esposo. Éste le dijo entonces: Olvidas que me desposé contigo para amarte.
En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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