La tradición y las leyendas cuentan que cuando los musulmanes estaban a punto de entrar en Madrid, los cristianos de la ciudad escondieron una imagen de la Virgen en la muralla para que no fuera profanada; y que al reconquistar la Villa el rey cristiano Alfonso VI, se desmoronó milagrosamente un cubo de la muralla y quedó al descubierto la imagen de la Virgen, oculta durante 373 años.
Durante los años treinta, era frecuente que San Josemaría se detuviera a orar de rodillas frente a la imagen de la Virgen de la Almudena, Patrona de Madrid, que se encuentra en una hornacina en la muralla, al final de la calle Mayor. Era una manifestación de su amor a la Virgen y de su espíritu de contemplación constante. Enseñaba a ser, en palabras suyas, "contemplativos en medio de la calle".
Estos días viajan hasta Madrid muchísimos jóvenes de todo el mundo.
Por intercesión de la Virgen - de la Almudena - que tengan buen viaje, que el Señor esté en su camino y sus Ángeles les acompañen.