Entre las felicitaciones recibidas no faltan representaciones de algunos clásicos, como "La Adoración de los Pastores" (1638) de Zurbarán.
Llama la atención cómo la luz sale de un único punto: el Niño.
La Virgen, muy bella, descubre al Niño con suavidad a ángeles y pastores.
Rodean el pesebre personajes populares que sólo denuncian su condición superior en sus actitudes.
Ropas de paño y lana, pero lo milagroso de la escena hace que
todos ellos tengan expresión de príncipes.
El Rey de reyes nos trae la dignidad de sabernos hijos del Gran Rey, nuestro Padre Dios.
La cesta de huevos, el pesebre lleno de paja, la loza talaverana, el corderillo...
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