Varios días sin publicar en el blog. Me encontraba en mi curso de retiro anual. Allí me llegó la noticia del fallecimiento del Padre. Sentimientos fuertes de dolor y sosiego. Y recuerdos muy vivos que estoy seguro perdurarán en mi alma para luchar por ser mejor hijo de Dios.
Varias veces, en las dos visitas que nos hizo a Nicaragua (2000 y 2014), cuando se cruzaba conmigo me llamaba despacio por mi nombre, repitiéndolo despacio: Alfredo...Alfredo... Y en la última: Alfredote!
¡Buen Pastor...qué fácil y eficaz manera de ayudarnos!
Presiento una buena Navidad al notarlo tan cerca en este Adviento.
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