Después de las fiestas navideñas comenzó hoy el Tiempo Ordinario.
Y esta mañana me encontré el siguiente himno que, tras meditar durante días lo que ha significado el conocer al Hijo eterno encarnado, sirve para seguir el camino cantando, más seguros, más hijos en el Hijo:
Con el cuerpo aliviado por el sueño
Desdeñamos el lecho y, levantándonos,
Te pedimos, oh Padre sempiterno,
Que socorras a quienes te cantamos.
Sé lo primero que las almas busquen
Y que las lenguas nombren en sus cantos,
Para que nuestros actos subsiguientes
Tengan en ti su exordio, Padre santo.
(En la foto, artesanías nicaragüenses)
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