Ver a César y su fotogénica familia en el Estadio de los Caciques de Diriagen -el club más laureado de Nicaragua- me ha traído buenos recuerdos. Por experiencia propia puedo asegurar que el fútbol une mucho a la familia. Unos mismos colores y sentimientos.
Lástima que en ese partido, la ida de la final del campeonato nicaragüense, perdiera el Diriagen ante la UNAN, en Diriamba. Pero todavía queda el partido de vuelta, aquí no más en Managua. Se puede remontar.
Simpatizo con el Diriagen, aunque sean albinegros como el Cartagena, rival regional también el domingo, del club al que íbamos a ver todas las semanas con mis padres y hermanos: los granas del Real Murcia
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