Doña Conchita, mi madre, desde su residencia en el Hogar de Nazaret, se dedica ahora entre sus muchas manualidades a producir "abanicos orientales"
Sus nietas, María y Lucía, mis sobrinas, están dispuestas a difundir la marca.
A mí me parece que hay que empezar a exportarlos. Nicaragua y el Congo estoy seguro que serán un buen mercado.
(De momento, mándame 12 mamá, en el próximo envío)
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