San Juan Pablo II decía que la filiación a la Santísima Virgen es un don que Cristo hace personalmente a cada hombre.
Jesús no se dirige al grupo -discurro ahora yo- "Ahí tienen ustedes a su Madre" sino que se dirige al "discípulo amado": "Ahí tienes a tu Madre"
Recuerdo por otro lado aquella pregunta que hacía pensar: "No te gustaría merecer que te llamaran 'el que ama la Voluntad de Dios'?"
El Señor hace ese regalo ¡personalmente! a los discípulos que quieren amar. ¡Haz la prueba en este mes de Mayo!
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