Viernes de cuaresma.
Quien se esfuerza en seguir de cerca a Jesucristo sabe que se encamina con su Maestro hacia el Calvario, y que ha de portar a diario sobre sus hombros la propia cruz (cfr Lucas 9, 23)
Esa cruz cotidiana del cristiano no es, sin embargo, algo oscuro y triste, sino que está iluminada y embellecida, como estuvo ante los ojos de Dios la Cruz del Calvario, por el misterio de amor del Crucificado, cuyo sacrificio sólo busca la glorificación de su Padre, la identificación con su Voluntad y la salvación del mundo.
Llevada con amor junto a Cristo, también la cruz cotidiana del cristiano significa gloria a Dios y eficacia apostólica, y es fuente de alegría.
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