Ya se acercan los Reyes Magos...
He aquí un bello relato de otra navidad, de Enrique García-Máiquez:
El camello del rey Mago
era, al principio, un caballo;
pero andar por los desiertos
de noche tras un lucero,
pasar calor, pasar frío,
perderse por mil caminos
y no comer buena paja,
sin duda, le jorobaba...
Así que llegó a Belén
más camello que corcel.
Pero al Niño-Dios le emboba
la forma de su joroba
y le hace más gracia que
los regalos que hace el rey.
El caballo, entonces, piensa
esta profunda sentencia:
"Si por Jesús me jorobo,
la joroba es mi tesoro".
Y se marchó tan feliz,
con joroba por ahí.
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