Nunca había estado tan pendiente de las cifras de asistencia a una manifestación. Esperaba unas 300.000, pero por culpa de un mosquito no aparecieron sino apenas 50.000.
El lunes hay una nueva convocatoria y espero que no se duerma ninguna.
Mientras, hay tiempo para meditar y sopesar que la enfermedad, esa mortificación pasiva, es un modo de hacer oración: Cristo ha asumido las penas del pecado, transformando el dolor y la muerte en oración de súplica. En los cristianos, que sí tenemos las heridas del pecado, la mortificación es medio para curarlas y es, inseparablemente, expresión positiva de oración de alabanza, de reparación, de acción de gracias y de petición.
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