Esta semana estoy en Costa Rica, en "Pedregales", de convivencia con otros sacerdotes.
En el jardín me encuentro con una pequeña y sencilla ermita dedicada a la Virgen. Un camino de piedras entre la grama te lleva a la casita de María. Atrae, y ya me he acercado varias veces.
Seguimos en mayo y hay que "agarrarse" a nuestra Madre.
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